FAMILIA 8

Una cuestión de tareas

Tany Giselle Fernández Guayana

Fernández Guayana, T.G. (2017). Una cuestión de tareas. Periódico CAMPUS Empleados. pp.10 Ed. 1.397. Chía: Universidad de La Sabana. ISSN: 2256-2397 

Disponible en: https://intellectum.unisabana.edu.co/handle/10818/30696

 

  

Todavía hoy día, la pregunta sobre la pertinencia de las tareas escolares sigue siendo un dilema que ni los estudios han logrado dilucidar. Si bien es cierto que éstas tienen un propósito pedagógico, hay momentos donde ni por más buena intención que haya, logran minimizar algunas dificultades que provocan en la dinámica interna de la familia. 

 

Importancia de las tareas

En primer lugar, se debe aclarar que las tareas escolares no son exclusivamente una manera de profundizar el conocimiento o anclar el aprendizaje. De acuerdo con las reflexiones realizadas por la psicóloga Diana Posada y la pedagoga María Alejandra Tarazona de las universidades de Antioquia y Córdoba en el año 2012, estas “constituyen un vínculo entre la escuela y la familia” debido a que forman parte la realidad del aprendiz. Es por esa razón que requieren del trabajo conjunto. No obstante, ante la realidad que presentan algunas familias y la asignación excesiva o fuera de órbita, las tareas pueden convertirse en un dolor de cabeza.

 

Puntos claves a tener en cuenta

Familia-tarea-escuela hacen parte del proceso de aprendizaje de una persona y funcionan como una “pieza de engranaje” donde si falla una, la otra también. Para lograr entonces coordinación entre éstos agentes, se pueden tener en cuenta algunas recomendaciones que las expertas en tareas escolares María Elena López y Alejandra Gáfaro (2014) sugieren. En primer lugar, conocer el tipo de proyecto educativo de la institución y tener claridad frente a la política de las tareas. Así, se sabe con exactitud qué se espera de los hijos. Segundo, estar en concordancia con la institución y los profesores con el fin de trabajar bajo los mismos lineamientos. Tercero, dar ejemplo, siempre será el mejor aliado. Hay que demostrar con la propia conducta, la importancia de hacer los deberes. Cuarto, respetar los ritmos de trabajo y estilos de aprendizaje. Y por último, relacionarse con otros padres de familia y con los compañeros de curso. Esto permitirá crear red de apoyo.  Participar no sólo en la realización de las tareas, sino también en las reuniones de padres, las entrevistas con los profesores y las actividades extracurriculares del plantel como: presentaciones, bazares, celebraciones y ceremonias.

 

Pautas en la elaboración de tareas según la etapa de desarrollo de los hijos

Pero como en cada etapa de desarrollo hay ciertos niveles de dificultad y pautas en relación con el manejo de las tareas, a continuación, se señalan algunas herramientas que pueden ser de ayuda:  

 

Infancia

  • Contar con la presencia de alguno de los padres al momento de realizar la tarea.
  • Leer las instrucciones.
  • Comprobar si los niños entendieron las indicaciones.
  • Hacer el primer ejercicio juntos.
  • Motivar la finalización de la tarea de manera autónoma.
  • Ayudar a posponer la gratificación a sus deseos.
  • Si no se entiende la tarea, comunicarse con el profesor comentando lo sucedido.

Adolescencia

  • Supervisar el desempeño académico con exámenes e informes.
  • Preguntar si se presentan problemas con alguna materia.
  • Esperar sin presiones: si el joven necesita ayuda, la pedirá.
  • Orientar para programar correctamente el tiempo cuando deben realizar proyectos y trabajos en grupo.
  • Permitir que decidan sobre algunas rutinas como el método y el lugar de estudio.
  • Establecer acuerdos para la realización y finalización de las tareas.
  • Permitir que estudien con sus compañeros en casa.
  • Hacer un llamado de atención cuando se presenta un descuido.

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Para padres

  • Contar con su presencia como forma de motivación y apoyo.
  • Tener una rutina: luego de un rato de esparcimiento y diálogo, es momento de hacer la tarea.
  • Seguir un orden: las tareas deben programarse por horario de inicio y finalización.
  • Revisar las actitudes como padre: así su experiencia como estudiante no haya sido la mejor, no significa que a sus hijos les vaya a pasar igual.
  • Saber hasta dónde ayudar: no se involucre más allá de lo que el profesor ha sugerido, de lo contrario, se generará una dependencia para hacer las tareas. “Si el profesor le ha pedido que revise un ejercicio, hágalo así”.
  • No les resuelva la tarea a sus hijos ni corrija en exceso.

 

 

En síntesis, la pregunta sobre la pertinencia de las tareas escolares, seguirá siendo un tema de debate que cada familia e institución educativa deberá resolver según sus intereses formativos. Sin embargo, hay que reconocer que éstas son una experiencia educativa de la cual se puede sacar provecho sí son bien estipuladas y bien orientadas. Al fin y al cabo, la terea es la excusa perfecta para la formación de la persona no sólo en el ámbito académico sino en toda su integridad.

 

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