Junio, 2023


La luz en la muerte. Adiós gatito Lumiere

Tany Giselle Fernández Guayana

Magíster en Educación y Desarrollo Humano. Especialista en Desarrollo Personal y Familiar. Licenciada en Pedagogía Infantil. tany.fernandezg@gmail.com

 

 

PARTE 1

“Om so hum” fue el mantra que acompañó la más bella pero dolorosa despedida. Lumiere, nuestro gatito de 13 años el pasado miércoles 14 de junio de 2023 ha trascendido desde casa y desde nuestros brazos. Me es inevitable no recordar ese suceso porque era la primera vez que me encontraba de cerca con la vida y la muerte. En varias ocasiones he estado expuesta al peligro y he sentido el miedo de morir; también he perdido familiares, pero su ida siempre fue lejos de mis ojos. El adiós que le dimos a Lumiere fue diferente ya que lo presenciamos en todo en su esplendor con la belleza que representó la adecuación espiritual, pero, también, con la enorme tristeza de saber que tenía que irse del plano terrenal. Han pasado 7 días y la soledad en nuestro alrededor se ha pronunciado, es un poco más intensa. De manera que hoy me tomo este espacio para hablar del tema y tal vez sanar. Pero la cuestión aquí no es hablar del deterioro tan rápido que tuvo su salud desde su descubrimiento. Este momento es para la recordación y la huella que ha dejado en nosotros.

 

Lumiere fue un gatito que adoptó mi esposo cuando apenas tenía 4 meses en una veterinaria ubicada en la localidad de Teusaquillo, Bogotá. Desde ese momento vinieron para ambos aprendizajes, crecimiento y amor. Yo llegué a sus vidas hace 4 años y 6 meses. Les tenía respeto a estos animalitos porque sabía que les gusta su espacio personal. Con el tiempo, me enamoré del gato, pude observar en él lo pura y tierna criatura que era, pero sobre todo lo vulnerable. Entre la obsesión que desarrollé por los gatos también descubrí los estigmas sociales que cargan a cuestas y la crueldad del mundo para con ellos. Es así como me convertí en una "Karen" empedernida. 

 

Mi esposo comenta que Lumiere siempre fue un gato sano, pero hace 4 meses empezó a manifestar de manera progresiva enfermedad. Lo curioso es que sucedió pocos meses después de nuestra boda. Lumiere vivía con José Luis en su apartamento de soltero y solo hasta el 28 de diciembre de 2022 empezamos a vivir juntos como una familia. En el mes de marzo de 2023 notamos que tenía tos, así que lo llevamos con la veterinaria Alejandra Cáceres - especialista en felinos – con quien descubrimos su hipertiroidismo. A las semanas siguientes Lumiere empezó a empeorar su estado de salud (por otras razones) y desde entonces se convirtió el tema en una “espiral hacia abajo” tal como lo expresa mi esposo. Por cuestiones de un crecimiento mandibular progresivo que le imposibilitaba comer, beber y acicalarse, además del dolor y su pérdida de peso, decidimos que el amor era nuestro límite. Lumiere estuvo hospitalizado casi una semana donde su progreso fue lento, así que decidimos no someterlo a más procedimientos para ayudarle a cruzar el puente del arcoíris. 

 

En el camino de esta decisión nos encontramos con personas maravillosas como la comunicadora interespecie María Elena Mondragón quien nos ayudó a saber lo que pasaba con Lumiere, a gestionar el alta en la clínica Feline Doctor, así como organizar la despedida desde casa. Ella fue crucial para conocer a Daniela Pardo la especial veterinaria que estuvo con nosotros en el proceso del adiós. Tengo, además, que hacer una mención especial a mi esposo José Luis Molina Valencia quien en su conexión única con Lumiere pudo explicarme las causas de sus compartimentos en la última noche que paso con nosotros. Recuerdo bien que Lumiere estaba mojándose por completo con el bebedero y comenzó a maullar constantemente, cosa no común en él. José Luis desde su caracterizada prudencia me manifestó que Lumiere quería limpiarse del olor a sangre con el agua porque que no podía hacerlo con la lengua. Sobre sus maullidos parecía que había bajado el efecto de la hidromorfona que le habían aplicado al entregárnoslo. Yo pensaba que tenía hambre, pero las apreciaciones de José Luis fueron precisas. Ahí ratifiqué que ellos dos tenían un vínculo bastante estrecho.

 

PARTE 2

Al día siguiente fuimos pacientes porque sabíamos que se acercaba el adiós. A las 4pm llegó la veterinaria. Desde ese momento sucedieron muchas cosas inexplicables. María Elena, por su parte, se encontraba desde su sitio conectada mental y espiritualmente. Yo llamo a todo este proceso una despedida espiritual. Daniela conectó con Lumiere y lloró con nosotros desde que cruzó la puerta, ella nos dijo muchas cosas que estaban pasando por Lumiere, entre algunas de ellas se encuentran que él tenía muchísimo dolor físico, estaba confundido debido a que no entendía por qué la muerte era triste para nosotros mientras que para él significaba un tránsito de lo más bello. También nos expresó que estaba bravo por irse debido a que no había cumplido su misión con nosotros referente a nuestro estado de salud. En la comunicación de ambas con Lumiere salieron nombres de personas, preocupaciones y futuro. Pero también apareció el agradecimiento y la manifestación del amor mutuo por todo lo vivido. Me es inevitable no llorar recordándolo. 

 

María Elena visualizó entonces un ejército de ángeles en nuestra casa y al Arcángel San Miguel, quien luego resultó ser el ángel devoto del abuelo materno de José Luis. Al día de hoy no tenemos diagnóstico de la afección mandibular de Lumiere, todo parece indicar que era cáncer. Sin embargo, Daniela comentó que esa enfermedad tiene algo de relación con una experiencia mía vivida en el año 2011 a causa de un tumor mandibular; además, se resalta en ambos casos la focalización del malestar en la mandíbula inferior. En los últimos exámenes los veterinarios indicaron que el gato no tenía metástasis en el cuerpo, así que Daniela me recalcó que había un tema insistente del gato conmigo y mi salud. Por su parte, cuando diagnosticaron a Lumiere de hipertiroidismo, la veterinaria Cáceres nos explicó que se pudo desarrollar como una forma de acompañar a su papá en su propio hipotiroidismo. 

 

“Om so hum” resonaba en la sala de nuestra casa, las flores blancas y moradas junto con las velas blancas ambientaron el momento en compañía de una imagen de San Miguel que mi esposo tenía. Fue hora y media de proceso. Tuvimos que explicarle a Lumiere que la decisión era dura para nosotros pero que sabíamos de su sufrimiento físico, también nos comprometimos a ir al médico. Le insistimos en no preocuparse por nosotros, que podía irse tranquilo, que siguiera la luz y que le dábamos permiso de enfermarse. También le expresamos que no íbamos a luchar contra su muerte. La veterinaria exclamó que él estaba reacio porque no nos quería dejar debido al tema de nuestra salud e insistió que podía aguantar un poco más. Luego de varios minutos se dejó atraer abrazándolo con su cobija favorita. Daniela hizo lo que tenía que hacer. Nosotros soportamos su fuerza y dolor físico que esto causó a Lumiere. María Elena, Daniela y José Luis coincidieron en que era un gato digno y llevado de su parecer, pero al final comprendió el tema.

 

Recién Lumiere se fue, Daniela inmediatamente nos dijo lo feliz que estaba ahora, se encontraba saltando porque ya no le dolía la boca y podía comer lo que quisiera nuevamente. Entre lágrimas también nos mencionó que Lumiere sabía de nuestro amor por él y que, a su vez, él nos amaba mucho. Daniela nos indicó que él va a estar pendiente de nosotros y en palabras contundentes dijo: “él va a volver, que no sabe cuándo, pero va a volver”. Unos minutos más tarde llegó el señor de la funeraria Cremapets quien trató a Lumiere con todo respeto guardándolo en una urna de metal. A penas mi esposo le abrió la puerta se encontró el cadáver frente a frente con Messi, el gato vecino de la otra torre. Él nunca viene a la nuestra, pero ahí estaba bloqueando al señor de la funeraria. Comenzó a hablar con su ronco maullido así que le explicamos lo que había pasado. Luego se hizo a un lado y el señor pudo continuar su camino.

 

PARTE 3

Toda esta experiencia me hizo comprender que los animales son seres completamente espirituales y su realidad trasciende todo lo que conocemos. Estar de cara con la vida y la muerte en un mismo instante solo tiene sentido cuando dejamos de lado la materia. En nuestro egoísmo natural, Lumiere dejaba el cuerpo con nosotros ya sin movimiento, pero su alma en el instante de irse tomó otra forma. La muerte en este caso particular no es obscuridad sino luz, distinto a vida. La vida trae luz, pero si hay sufrimiento, dolor o tristeza la luz se desvanece. En ese orden de ideas, Lumiere transitó de la materia a la luz. Es hoy luz brillante, fuerte y alegre.

 

Ahora bien, ¿Qué nos queda de Lumiere?, innumerables recuerdos entre ellos que dormía con nosotros y no había manera de moverlo porque pesaba como una piedra. Nos robó todas las cobijas pequeñas de la casa. Le encantaba jugar con pelotas de foamy, saltaba para agarrarlas y a veces las traía. Le encantaban las cañas sin cascabel. Era un “spidercat” porque se trepaba a las paredes dejando sus huellas en el blanco. A la hora de comer siempre se hacía en una silla del comedor a esperarnos o a pedir, también se subía al comedor a relamer lo que dejábamos, mi esposo le decía por molestar “no seas canequero”. Siempre le gustó la comida más cara pero cuando le dimos hígado de pollo le hizo el feo. Esperaba siempre al lado de la cama cuando la tendíamos para poder ser el primero en acostarse en ella. Cada vez que nos bañábamos pedía subirlo a la zona más alta del closet o se escondía en su cajita de cartón. En varias ocasiones nos recibía cuando llegábamos de la calle y nos hacía topetazos en las piernas. Le fascinaba tomar el sol desde su cama flotante y en los rincones de la casa donde alumbraban los rayos. Cada vez que íbamos a la cocina se hacía en la puerta para que le preparáramos su comida en unos platicos salseros. En momentos de estrés él dormía sobre nuestro pecho. Cuando estábamos llorando él se acercaba a curiosear y mandaba su patita a nuestras piernas. Cuando mi esposo y yo nos abrazábamos él aparecía de inmediato para ser parte de los mimos. Le fascinaba hacer siesta con su papá mientras dormía entre sus piernas tapados con una cobija. Cuando le daba calor en la noche, sacaba la carita y estiraba los brazos en nuestros brazos. Y muchas cosas más.

 

Lumiere esto es para ti. ¿Qué esperabas?, sabes que a tu mamá “tóxica” se le dan bien las palabras y ni modo que a su nené consentido no le dedique algunas. No tengo cómo más expresarte la falta que me haces, pero también debo confesar que no te imaginas el bien que has hecho en mí. Te amamos hasta lo más profundo e hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance para que estuvieras bien. Sabíamos que ya no podías ser un gato desde que te enfermaste cosa que no era justa para ti. Desde que empezamos a planear tu despedida hasta el último instante de la cremación estuvimos a tu lado. Garantizamos que fuiste tratado con total integridad. Insisto, la despedida fue la más hermosa en la que haya estado jamás, allí nos encontrábamos en sintonía contigo y la casa alumbraba amor; también fue muy dolorosa porque estabas aguantando dolor y tu lucha contra la sedación nos fue traumática. Ese fue el punto crucial en el cual vi de cerca la vida y la muerte, la belleza de la tristeza, la luz en la obscuridad. Gracias por haber comprendido y haberte dejado en nuestros brazos, sabemos que ahora eres feliz. Gracias también a la vida por cruzarme en el camino de tu papá. Gracias a Dios por darme la oportunidad de aprender junto a ti. Gracias Lumiere por enseñarnos lo que es el amor. Si en algún momento vuelves hermoso gatito, sabes bien que tenemos los brazos abiertos para ti. Aquí te recibiremos siempre. "Om so hum".

 


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