En los últimos años, se ha visto la necesidad de fomentar en las personas el desarrollo de diferentes habilidades con el fin de afrontar las variables que trae consigo la sociedad moderna. Actualmente, las personas se ven sumergidas en situaciones como: pobreza, desigualdad, racismo, violencia y desplazamiento, que los hace vulnerables ante la vida. Para algunas de las personas que viven cada una de estas situaciones, les es difícil aceptarla y sobre todo, afrontarla.
La búsqueda de la felicidad es personal, pero el medio común para llegar a esta meta suele ser el amor. Por tanto, quien no comprende o halla el amor suele percibirse como desdichado. De ahí el uso de frases como “no creo en el amor” o “el amor no existe”. Entre los seres vivos, el ser humano es el más vulnerable al nacer; necesita de otros para sobrevivir, crecer, dialogar, aprender hábitos, entre otros aspectos esenciales en su desarrollo.
Hoy día, el tema referente a calidad, ha permeado no sólo el campo de la economía sino también el de la educación tanto familiar como profesoral. Evaluar el desempeño, contiene indicadores precisos de liderazgo, resultados, estrategias y recursos establecidos por modelos especializados para ello, como EFQM, ICONTEC, ISO entre otros, los cuales hacen muy bien su trabajo. Sin embargo, en el campo de la persona, no basta con las 3F como yo las llamo: eficacia, eficiencia y efectividad.